Dialogo con Viviana Sepúlveda, Trabajadora Social de la Corporación La Caleta en Chile, coparte de terre des hommes.
¿Que disparó las tomas feministas y impulsó el movimiento feminista de Chile?
Lo que impulsó el movimiento Feminista en Chile sin duda fueron las denuncias de abusos, violaciones, acoso sexual, abusos de poder a estudiantes dentro de las Universidades. Esto generó que las estudiantes se tomaran Colegios, Universidades y Liceos, partiendo en la Universidad Austral, continúa en la Universidad de Chile con un profesor demandado por una estudiante, se expande a otras universidades generando petitorios de expulsión, debido a un sin fin de relatos de mujeres que denuncian a compañeros y académicos. Sin duda relatos muy dolorosos, llenos de violencia dentro y fuera de los espacios académicos, esto deja ver que estos espacios no son seguros para mujeres, de igual manera para la comunidad LGTBI, quienes sufren la violencia.
Sin desconocer que el movimiento feminista venia aflorando desde las movilizaciones estudiantiles del 2011, las que exigían demandas desde las agrupaciones feministas, exigiendo una educación no sexista, donde las vocerías de género son de suma importancia, en colegios, liceos y universidades, se generaron espacios en donde se visibilizaron practicas machista en espacios públicos y privado, desnaturalizando estas acciones, reeducando, se creó la OCAC, el observatorio de acoso callejero.
¿Cuáles son los principales cuestionamientos del actual movimiento feminista?
Podemos ver que este movimiento está situado desde la academia muy Universitario, no ha logrado bajar a las bases e incorporar a la ciudadanía, sin duda todo un desafío, claro que hay profesionales de distintas áreas reunidas trabajando en pro al movimiento feminista. De igual forma el movimiento Feminista tiene distintas miradas, las que muchas veces han sido cuestionada por no ser homogenizadas, hay muchos tipos de feminismo, con un sinfín de demandas, no solo de mujeres radicales separatistas oprimidas, de las comunidades LGTBI, la lucha desde el especismo, la interseccionalidad que da pie a como incorporamos de las distintas opresiones, la gran debilidad es como incorporar las otras demandas a este movimiento.
¿Desde la mirada de las niñas, que piensas son los desafíos de ellas en ese contexto?
Generar espacios de conversación sobre feminismo, para la deconstrucción, de manera separada donde solo se sienten mujeres hablar temas que solo en estos espacios están cómodas y seguras de hablar, sentir que no están solas, trabajar el autocuidado, de igual forma invitando a los niños a generar procesos de autoformación, en donde se cuestionen sus privilegios y posición de poder, ya que las niñas dan cuenta de cómo son explotadas por sus hermanos, padres y abuelos, haciéndose cargo de las labores domésticas.
¿El movimiento feminista tiene una mirada a las mujeres más jóvenes, a las niñas?
Creo que este movimiento feminista explota gracias a las jóvenes que deciden decir, ya no más, ya que no solo se toman las calles un par de fechas en el año, sino tiene el tiempo y ganas de paralizar sus procesos de formación académica, en pro al cambio que es necesario dar, en cuanto a la mirada de las más jóvenes, ellas demanda la falta de educación sexual inclusiva, y cuestionan las formas ya existentes de relacionarnos, se apropian de sus propios cuerpos, aprender el autocuidado como método de defensa, desnaturalizando cualquier acción patriarcal.
¿En qué aporta este movimiento a la realidad de las niñas y niños en Chile?
Aporta a generar nuevas perspectivas de mundo, desde el concepto del buen vivir. desnaturalizar las violencias en torno al cuerpo, como el abuso sexual, muy asociado al patriarcado, la deconstrucción de formas de relacionarnos, desnaturalizando el acoso callejero, y las practicas machistas, problematizando desde sus casas, los colegios y su comunidad, según el relato de una niña, que planteaba, “por qué no puedo andar tranquila sin miedo en la calle, me dan miedo los viejos que están en la esquina, no respetan a las mujeres” como se cuestionan que los niños están un espacio de privilegios, ya que pueden andar en la calle solos.
Otro relato, esta vez de un niño, “me sentí tan mal cuando a mi mamá un viejo en auto la molestó y yo era muy chico, el viejo le decía cosas feas, y no le importó que estaba yo y mi hermana”, claramente el poder de un hombre en el espacio público es total, una niña cuenta que, “hay tíos que me dan besos chupeteados y a mí no me gusta”, la necesidad de que esto lo hablen con sus padres, y hacer ver las responsabilidades de ello para velar el bien superior de ellos, el saber que el acoso callejero no es normal, aprovechar las instancias para educarnos, generar conocimiento del autocuidado, a respetar y pensar en una sociedad justa.
¿Cuáles son los desafíos de la lucha y del movimiento feminista en Chile y en América Latina?
Un gran desafío, que nos invita a trabajar por un “Buen Vivir” incorporando a la lucha feminista, las otras formas de opresión, tanto las lógicas extractivistas, como las de nuestros pueblos originarios, nos invitamos a pensarnos desde América Latina, respetando sus raíces y valorando sus sabiduría ancestral, educando a las nuevas generaciones con amor, sin lógicas antropocéntricas, trabajar en el territorio, desnaturalizando todas las practicas machistas y recuperar la autonomía de nuestros cuerpos grupales, para caminar en comunidad.