En 1981, el grito de protesta resonó por primera vez contra la violencia de género, un llamado desesperado para detener la crueldad que acecha a las mujeres en todo el mundo. Aunque de manera extraoficial, esta fecha se originó para honrar la memoria de las hermanas Mirabal, tres valientes activistas políticas de la República Dominicana brutalmente asesinadas en 1960 por orden del gobernante Rafael Trujillo. Desde entonces, el 25 de noviembre se ha convertido en el Día Internacional de la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, recordándonos la persistencia de esta lacra y la necesidad urgente de ponerle fin.
Violencia contra las Mujeres en América Latina: Una Triste Realidad
La violencia contra las mujeres y las niñas persiste como una de las violaciones de derechos humanos más extendidas y generalizadas en el mundo. En América Latina, la situación es alarmante. Según estimaciones, 736 millones de mujeres, casi una de cada tres, han sido víctimas de violencia física y/o sexual al menos una vez en sus vidas. Esta lacra se ha intensificado en diversos entornos, incluidos lugares de trabajo y espacios en línea, y se ha visto agravada por los efectos pospandemia, conflictos y el cambio climático.
La Urgencia de Respuestas Sólidas y Recursos Adecentes
La solución a esta crisis radica en respuestas sólidas que inviertan en la prevención. Sin embargo, es alarmante la escasa asignación de recursos económicos, ya que solo un 5% de la ayuda gubernamental mundial se destina a la violencia de género, invirtiendo menos del 0,2% en su prevención. Se requieren con urgencia más recursos en organizaciones de mujeres, mejoras legislativas, aplicación efectiva de la justicia, servicios para los supervivientes y capacitación para agentes del orden público.
La violencia de género no solo afecta a las mujeres; es un costo para toda la sociedad. La eliminación de la violencia contra la mujer no solo es una cuestión de derechos humanos, sino también un requisito para lograr igualdad, desarrollo, paz y el respeto de los derechos humanos de mujeres y niñas.
¿Por Qué Debemos Eliminar la Violencia contra la Mujer?
La violencia contra mujeres y niñas persiste en gran medida silenciada por un sistema que facilita la impunidad, estigmatización social y la vergüenza que sufren las víctimas. Esta violencia se manifiesta en diversas formas: física, sexual, psicológica, violencia por un compañero sentimental, violencia sexual y acoso, trata de seres humanos, mutilación genital y matrimonio infantil.
La Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer de la ONU define la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer”. Los efectos psicológicos adversos y las consecuencias negativas para la salud sexual y reproductiva afectan a las mujeres en todas las etapas de sus vidas.
Mujeres Vulnerables: Un Llamado a la Inclusividad
Aunque todas las mujeres pueden sufrir violencia de género, algunas son particularmente vulnerables: niñas y mujeres mayores, lesbianas, bisexuales, transgénero, intersexuales, migrantes, refugiadas, de pueblos indígenas o minorías étnicas, y mujeres y niñas que viven con VIH y discapacidades. La violencia contra la mujer es un obstáculo para la igualdad, el desarrollo y la paz.
En el Día Internacional de la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, elevamos nuestras voces para exigir un cambio, instando a la sociedad, gobiernos y organizaciones a unirse en la lucha contra esta grave violación de derechos humanos. La erradicación de la violencia contra la mujer es esencial para construir un mundo más justo, igualitario y seguro para todas y todos.
En este contexto, la juventud reclama sus derechos de género, desafiando al patriarcado y las estructuras binarias arraigadas en la cultura y la sociedad. Se han convertido en agentes de cambio, cuestionando las normas que perpetúan las violaciones de los derechos basados en género a nivel local, nacional e internacional. La colaboración con las copartes y el apoyo a la niñez y la juventud en la lucha contra las violaciones de los derechos basados en género se ha vuelto esencial.
Al respaldar a las copartes, la niñez y la juventud para compartir sus voces y experiencias, damos impulso al trabajo de proyectos que desafían las estructuras de opresión. Además, fomentamos su representación y liderazgo en los movimientos feministas locales, regionales y globales.
Nuestro compromiso como terre des Hommes, se extiende al apoyo de sistemas de protección, incluyendo la creación de espacios seguros, para sobrevivientes de violencia de género y activistas jóvenes en los movimientos feministas. Al desafiar las normas establecidas y construir un futuro más igualitario, reforzamos nuestro compromiso en la erradicación de la violencia contra las mujeres y la construcción de un mundo donde todos los géneros sean respetados y protegidos.