El pasado 16 de agosto se reunieron más de 40 docentes y animadores socio culturales en el Centro Cultural de Arena y Esteras, Villa El Salvador – Lima – Perú, para compartir experiencias y retos sobre lo que significa educar hoy en el contexto actual en Lima Sur.
Es importante señalar que alrededor de 1 millón de estudiantes, son descendientes de padres o abuelos quienes migraron de las zonas andinas y rurales del Perú hacia la capital en busca de un “futuro mejor” con la ilusión de la vida moderna, encontrándose con una ciudad incapaz de asumir a sus nuevos vecinos. Así nacieron las grandes luchas sociales por conquistar las tierras y los derechos más básicos como el acceso al agua, la salud y educación.
30 o 60 años después los descendientes de esas migraciones crecen carentes de esas historias y de las tradiciones de los pueblos de sus ancestros. Tampoco son asumidos como verdaderos limeños por una sociedad que discrimina y excluye. Así se configura una nueva ciudadanía joven llena de vacíos de identidad y siempre a la defensiva ante la agresión.
Ingrid Guzmán, jefa de la carrera de Educación Intercultural Bilingüe de la Universidad Cayetano Heredia evidenció con alumnos de origen quechua, aymara y shipibo, claros ejemplos de lo difícil que es conservar sus lenguas originarias y el valor del sentido de comunidad para educar a los niños y niñas.
Ze Everaldo, del Colectivo Nacional de Educación Comunitaria, narró que en su propia familia se ocultaban los rasgos culturales de su herencia afrodescendiente para evitar el estigma, y que ahora su reto es rescatarlas, además compartió los avances del colectivo a nivel nacional para que se reconozca al educador comunitario.
Josefina Álvarez, educadora de Villa El Salvador explicó lo duro que fue enseñar a sus alumnos el amor a la Madre Tierra con la práctica del ritual por la oposición de los directores y colegas, pero su perseverancia ha sido reconocida y ahora comparte sus conocimientos, que le fueron dados por sus padres cusqueños, con otros docentes.
El idioma, la expresiones culturales y la prácticas rituales son algunas de las formas en que podemos hacer que la educación sea coherente con nuestros orígenes y significativa con el contexto en que vivimos. Éstas fueron algunas de las conclusiones del evento y la necesidad de trabajar en red de forma sostenida para hacer frente a un sistema educativo homogeneizador. Por ello el compromiso que emanó de los propios participantes fue seguir con los encuentros de diálogo y reflexión, tarea a la que estamos comprometidos gracias al apoyo de terre des hommes.