La Semana Mundial por el Derecho a Jugar va del 23 al 30 de mayo de cada año como parte de una alianza latinoamericana que busca poner en valor el juego como un derecho fundamental y una metodología social, pedagógica, de prevención y  acompañamiento, sobre todo en contextos vulnerables en que se crían nuestras infancias. Este año, debido a la crisis por el COVID-19 cobra mayor importancia por el rol equilibrador de las emociones y fortalecedor del sistema inmune, ya que por la cuarentena millones de menores llevan más de 70 días sin poder salir de sus hogares a patear una pelota, correr con los amigos, jugar en los patios escolares o los parques, actividades esenciales para el desarrollo en la infancia.

Por ello a través del programa Artes Comunitarias para el Buen Vivir promovemos la #SemanaMundialDeJugar dirigido a niños y niñas. La propuesta tiene tres fases:

1.- Primero llamamos a niños y niñas y vamos orientando sus miedos y angustias hacia actividades lúdicas posibles en casa, de acuerdo a cada contexto en que viven. ¡En video llamadas nos volvemos cómplices de sus sueños y aventuras y los alentamos a jugar, jugar y jugar!

2.- En un segundo momento hacemos visitas -con todas las medidas de seguridad- motivando a que nos muestren sus juegos para registrarlos y hacer pequeños videos y gifs.

3.- Y por último, subimos a las redes el material para que se convierta en Buen Ejemplo de Juegos en Casa en tiempo de cuarentena. Sabemos que cuando un niño mira a otro niño se convierte en gran ejemplo.

Esta experiencia nos ha permitido reconocer las complejas condiciones de vida en las periferias de Villa El Salvador, donde niños y niñas se ven obligados a permanecer 24 horas del día en casas hacinadas, pequeños cuartos de alquiler, inmuebles de material precario. Sin embargo, la imaginación no tiene límites. Por ello hemos visto a pequeños inventar sus propios juegos y juguetes reutilizando objetos, jugando para cuidar a sus hermanitos, o para aprender matemática, como nos dice Héctor de 10 años quien inventó un Ludo donde tapas de botella son fichas que avanzan por casilleros y los retos son resolver sumas. Héctor nos cuenta orgulloso:

“Inventé este juego para que mi hermanita Nayra aprenda matemática ya que por clases del celular no entendía mucho” por otro lado Charito de 9 años nos dice “yo juego a armar carritos con Fabricio (su hermanito de 2 años) para que no se aburra porque llora para salir y mi mamá no lo puede cuidar porque está enferma”. 

Vemos aquí el importante rol del juego para la formación en valores, ya que los pequeños además de relajarse, colaboran en el cuidado de sus hermanos, aprenden en casa y ayudan a sus padres, que ya bastante tienen que lidiar con las preocupaciones de resistir esta pandemia.

El gran potencial del juego permite a las infancias transformar las realidades en las que viven y los dotan de herramientas emocionales para enfrentar obstáculos y resistir momentos difíciles, como nos dice Mao de 8 años, quien vino con su familia hace casi tres años de Venezuela,

“Yo juego a disfrazarme con la ropa de mi papá y mi mamá y así imagino que soy otra persona”. Quizá Mao también puede imaginar lugares fantásticos, a los que un día llegará, mientras hoy resiste la cuarentena en un cuarto de alquiler.  Seguiremos incentivando el juego y más en tiempos de confinaminto, pues jugar es un derecho esencial para la salud y la vida!!!

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