Desde el 21 al 27 de junio, jóvenes de la red de jóvenes de terre des hommes, procedentes de Perú y Bolivia, hicieron una peregrinación desde ciudad de La Paz, en Bolivia, hasta el centro ritual Raqchi, en Cusco Perú. Con el objetivo de reflexionar sobre la importancia de la crianza de la biodiversidad, la crianza del agua y el buen vivir, asimismo se buscó hermanar a la juventud de ambos países. Este recorrido por las rutas del QAPAQ ÑAN, culminó con la participación de los jóvenes en la celebración del XIII Watunakuy.
La peregrinación se inició con un ritual en la Waca “Salli Umani” (espacio sagrado) en la ciudad de la Paz – Bolivia, para agradecer y pedir permiso a la madre tierra.
A fin de compartir sus saberes los jóvenes durante el recorrido, visitaron a las organizaciones de Chasqui; donde dialogaron sobre la cosmovisión de las culturas de la región. Con Inti Watana, vivenciaron la experiencia de la Escuela Juvenil del Vivir Bien y on una velada cultural; y finalmente en Guaqui – Bolivia, una comunidad a orillas de lago Titicaca que sufre la contaminación del lago por acciones humanas inconscientes, reflexionaron sobre las causas de la contaminación y participaron en la plantación de “Acacias” como medida de mitigación. Los jóvenes de Guaqui se comprometieron a cuidar el desarrollo de estas plantaciones.
Después, de pasar la frontera hacia Perú, visitaron la comunidad campesina de Tuni Requena – Puno, aquí los jóvenes con las familias de la comunidad quechua compartieron sus actividades cotidianas de crianza, recrearon juegos de antaño, reflexionaron sobre el valor de lo colectivo, y compartieron una merienda. Asimismo, visitaron el centro ritual Pukara y el museo de sitio para reflexionar y sentir la energía de los ancestros que moran en esas instalaciones y diferentes expresiones líticas y cerámica ancestral, la pregunta que compartieron fue ¿Cuál es el mensaje de los ancestros a los jóvenes?
Posteriormente, prosiguieron su viaje a la comunidad de Qquea, en región Cusco, donde participaron del ritual Watunakuy, el cual estuvo protagonizado por más de dos mil personas de distintas latitudes, quienes compartieron del momento sagrado en el que confluyen la puesta del sol y la salida de la luna llena, momento en que estos astros se alinean en una de las estructuras del centro ritual de Raqchi. Esta celebración andina es celebrada desde tiempos memoriales para pedir al padre sol y la madre luna el fortalecimiento de las semillas que servirán para alimentar a los pueblos de ande.