Manifiesto desde las juventudes por la vida, la dignidad y la justicia
“sin importar nuestra edad todas y todos podemos ser defensores y defensoras de derechos humanos cuando elevamos nuestras voces contra las injusticias y por la defensa de la vida. hoy ante este panorama nos sumamos al grito que exige justicia y el cese al asesinato de las juventudes, de los pueblos indígenas y del pueblo negro en este y en todos los territorios.
hoy queremos invitarles a que juntemos nuestras voces para elevar nuestro grito de justicia, alto, como las cometas que intentaban volar Juan Manuel Montaño, Jair Andrés cortés, Jean Paul Pedraza, Leyder cárdenas y Álvaro José Caicedo. Invitamos al pronunciamiento, a la narración, a contar y difundir, a levantar voces y poner los ojos sobre los cuerpos que resisten, luchan y mantienen vivos los procesos sociales que hacen de sus territorios un lugar habitable cuando la condena por parte del Estado es a la muerte.
Como organizaciones defensoras de los derechos de la niñez y la adolescencia en Colombia, como parte de la sociedad civil, cómo mujeres y hombres jóvenes, exigimos a los actores armados que cesen todas las acciones que ponen en riesgo la vida y que vulneran el conjunto de nuestros derechos y llamamos a la sociedad colombiana a no seguir en silencio frente a la crueldad y el dolor al que viene siendo sometida esta población”
el 22 de agosto estas palabras resonaron en el oriente de Cali, desde la voz de una de las mujeres jóvenes de procesos de CECUCOL (centro cultural comunitario las colinas) que junto con otros miembros de la organización se sumaron al acto simbólico y ecuménico “un abrazo por la vida”. este encuentro convocado por diversos sectores de la sociedad civil fue un llamado a la juntanza en favor de la vida y la dignidad por las juventudes asesinadas en las últimas semanas en el país y por los líderes sociales asesinados, fue un clamor de solidaridad y esperanza desde las comunidades y organizaciones. y recordado que el distanciamiento que se vive a causa de la pandemia es físico, pero no social.
Este acto estuvo marcado por el arte y la diversidad de voces que se sumaron, entre las cuales resaltaron las narrativas de las juventudes rechazando la impunidad y exigiendo justicia por cada joven que nos ha arrebatado la violencia.