El 29 de noviembre se presentó un incendio en Perú, en el departamento de Ayacucho, específicamente en la comunidad de Chuymay, que al no ser controlado se propagó hasta la jurisdicción vecina de Quispillacta. La comunidad campesina de la región sufrió en la primera semana de diciembre, las consecuencias del desastre, que se dio como consecuencia de la negligencia de las autoridades municipales y los efectos del cambio climático (se vive la más fuerte sequía de los 50 últimos años) El incendio duró 5 días.
La presencia de vientos, una sequía prolongada y el incendio no controlado permitieron que el fuego se propague rápidamente en las praderas comunales, alcanzando alturas hasta de 2 metros quemando todo lo que encontraba a su paso.
El fuego quemo viviendas, plantaciones frutales, pastos y praderas comunales, animales domésticos y silvestres, almacenes de comidas, ropa y herramientas; las instalaciones de agua para riego y consumo (tuberías de PVC) han sido devoradas por el fuego, dejando sin agua de riego y consumo a la comunidad. El fuego ha dañado por completo todo el ecosistema.
Las comunidades no tenían equipamiento ni protocolos a seguir para apagar el incendio. Además, las autoridades no brindaron una primera respuesta. A pesar de ello, la comunidad logró responder de manera organizada y valiente al desastre, lo que evitó que el incendio se siguiera expandiendo. Como resultado tres de sus comuneros fallecieron y otros tres se encuentran internados en los hospitales de la ciudad de lima; las niñas y los niños tampoco han sido ajenos a las acciones de los adultos que trataban de salvar sus vidas y sus pertenencias; por eso entre los heridos se encuentran un menor de edad internado en el Instituto Nacional de Salud del Niño.
Del desastre se ha podido registrar, hasta la fecha, 165 familias afectadas, 37 familias damnificadas, 3 personas fallecidas, 3 heridos. El daño ha afectado no solo físicamente sino emocionalmente a la población, ya que están alertas y temerosos a todo lo relacionado al fuego; y la proporción del daño al ambiente no se puede estimar por la magnitud del alcance del fuego ya que se ha roto el equilibro ecológico.
La reconstrucción no solo física sino emocional de la comunidad y sus pobladores requerirá de todo el esfuerzo y compromiso. Desde terre des hommes Alemania estaremos acompañando y apoyando este trabajo mediante un proyecto especial que se ejecutará con
la ayuda nuestra coparte, Asociación Bartolomé Aripaylla (ABA),y que con un monto de veinte mil euros, buscará atender las necesidades humanitarias en las familias víctimas del incendio forestal ocurrido y garantizar el acceso a servicios básicos como la alimentación y atención de salud emocional, y generar capacidades para la prevención comunitaria de incendios forestales.