El año 2018 marca un acontecimiento muy importante para la Semana Mundial de Jugar – SMJ realizada del 20 al 28 de mayo: después de 7 años de experiencia exitosa en Brasil, es la primera vez que la Semana ocurre en otros países de Latinoamérica. La presencia de terre des hommes en la región ha sido la base para la multiplicación de esa red de acciones por el derecho de jugar. La ONG brasileña Aliança pela Infância, organizadora de la campaña, habló con Tuto B. Wehrle, coordinador regional de terre des hommes sobre esa primera experiencia de la Semana Mundial de Jugar en Latinoamérica.

SMJ: ¿Cuál es la importancia de realizar la primera Semana Mundial de Jugar – SMJ en varios países de Latinoamérica de manera simultánea?

Tuto: En Brasil ya hay una buena articulación por el derecho a jugar. La Semana en su versión brasileña es una expresión de este proceso amplio. Pero hasta hoy era la única experiencia en toda América Latina. Por eso, hemos buscado aprovechar la presencia de terre des hommes en otros países de la región para ampliar el alcance de la Semana Mundial y tenerla en toda Latinoamérica. Además de eso, hemos logrado el apoyo de Volkswagen y eso nos ha dado la oportunidad de garantizar los materiales impresos en español, abriéndonos mucho más ventanas de oportunidades en otros países. El derecho a jugar es, a menudo, uno de los puntos de la Convención sobre los Derechos del Niño que más se olvidan. Sin embargo, el derecho a jugar tiene una importancia fundamental para el desarrollo integral de niños, niñas y adolescentes. Por eso, la expansión de la SMJ por toda América Latina es imprescindible.

SMJ: ¿Hay diferencias en el modo de “jugar” de los países hispanohablantes con respecto a Brasil?

Tuto: Al revés! En los proyectos apoyados por terre des hommes los elementos de una pedagogía lúdica están muy presentes. La búsqueda lúdica por un otro mundo posible se encuentra por toda parte. Lo que aún nos hace falta es más visibilidad acerca de la importancia del juego en las organizaciones de la sociedad civil, en la sociedad en general y en las políticas públicas de los Estados. Con esta primera SMJ latinoamericana estamos plantando una semilla de la que cuidaremos en los próximos años. Así que estamos seguros que podremos hacer una contribución importante en la visibilidad de este derecho y sobre todo buscando un reflejo en las políticas públicas.

Claro, siempre hay diferencias en las formas de abordar el juego, las realidades son distintas, los contextos son diferentes. No es lo mismo jugar en el Municipio de El Alto en el Altiplano Boliviano que en la inmensidad urbana de la ciudad de México. Sin embargo, la esencia del juego siempre es la misma: jugar con el cuerpo y alma en la construcción de colores, sonidos y relaciones.

SMJ: En Brasil, tenemos mucho el tema de “jugar seguro” y del “derecho a jugar”. ¿Es así en todos los otros países de nuestra región?

Tuto: En toda América latina existe una visión bastante consolidada del enfoque de derechos, sobre todo en las organizaciones de la sociedad civil. Es una visión muy próxima de aquella que verificamos en los movimientos y organizaciones articuladas en Brasil. Somos un continente profundamente marcado por la desigualdad social que produce y reproduce relaciones de explotación y de opresión. Al mismo tiempo, somos un Continente muy urbanizado donde la cuestión de la violencia, producto justamente de esa desigualdad perversa, se multiplica de forma espantosa. La implementación del derecho a jugar es una respuesta efectiva a la cuestión de la violencia. Lo que vivimos en Brasil también lo verificamos en innumerables proyectos en toda América Latina: la efectivización del derecho a jugar es una herramienta poderosa para contribuir en la construcción de una cultura de paz.

SMJ: La estructura de la SMJ es bastante horizontal. ¿Cómo es posible hacerla funcionar en tantos lugares distintos?

Tuto: Justamente esa visión horizontal de la Semana Mundial de Jugar es una de las características que facilitan su multiplicación. Ya que en todo lugar existen personas o grupos, organizaciones y movimientos que están comprometidos con la lucha por los derechos humanos. Por lo tanto la SMJ nunca comienza de cero. Parte de las experiencias acumuladas en el nivel local  y anima el conjunto de actores a promover acciones de sensibilización, organizar días de jugar etc. en correspondencia a las realidades específicas; y quien más conoce las realidades locales son siempre los actores locales.

SMJ: ¿Cómo evalúas los resultados de esta primera experiencias?

Tuto: Como ya dije antes, la primera edición de la SMJ correspondió a plantar las semillas, sin embargo, nos animó mucho sentir la recepción positiva y animada que verificamos en otros países. De manera bastante espontanea copartes de terre des hommes han tomado la iniciativa. En los nueve países que priorizamos (México, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Colombia, Perú, Bolivia, Argentina y Chile), calculamos un conjunto mayor de 50 eventos realizados. Tenemos la certeza de que en los próximos años podremos convocar más organizaciones además de las copartes de terre des hommes y así consolidar procesos más amplios de articulación. Pero de todas formas esta primera experiencia me anima mucho a continuar en este camino.

SMJ: ¿Cuáles son las grandes cuestiones del jugar hoy en el mundo?

Tuto: En mi visión, en el momento en que vivimos estamos acelerando los tiempos y cerrando espacios. Existe una loca presión por aprendizajes precoces que vienen siempre con mucho direccionamiento y sin espacio para el jugar libre. Estoy seguro que esa aceleración es profundamente contraproducente, pues construyen frenos que limitan los procesos humanos de desarrollo. Al mismo tiempo la urbanización descontrolada cimienta todo, pone muros y cercos eléctricos, multiplica dispositivos de seguridad e impide a la mayoría de la población el acceso a espacios públicos. Además de eso, por el contexto de violencia, muchos espacios tradicionales ya no se usan para jugar pues el miedo paraliza a todos. Todo esto produce una fuga para lo individual a través del celular o de los juegos electrónicos. De esta manera la desigualdad social produce a pocos incluidos presos en condominios cerrados y muchísimos excluidos sin condiciones humanamente dignas de vivir. Al mismo tiempo, destruye vínculos y relaciones sociales y comunitarias. Por eso la Semana Mundial de Jugar es de esencial importancia en Brasil, en toda Latinoamérica y en el mundo entero.

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